La inflación y el ahorro
Antes de explicar cómo afecta a nuestros ahorros, debemos entender bien el concepto de inflación.
En nuestro día a día consumimos una serie de bienes y servicios, unos por necesidad y otros por preferencias personales. Si simplificamos al máximo nuestra cuenta de resultados doméstica, en la partida de ingresos podríamos incluir los salarios que percibimos, y como gastos, la clásica cesta de la compra. Nuestros ingresos vienen habitualmente determinados por nuestro salario y por nuestra pericia profesional e inversora. Y nuestros gastos, asociados a unos bienes y servicios y a un determinado estilo de vida, están sujetos a cambios, como en toda economía de mercado. Y así afecta la inflación al ahorro.
La inflación
Los precios aumentan y disminuyen, y se habla de inflación cuando se produce un aumento generalizado de los mismos. La consecuencia de la inflación, de dicho incremento de los precios, es que con nuestros mismos ingresos podremos comprar menos bienes y servicios. En otras palabras, nuestro dinero mengua con la inflación, un euro en 2022 es menos dinero que un euro en 2021 si los precios de la cesta de la compra del 2022 suben.
Para calcular la inflación se tienen en cuenta todos los bienes y servicios que consumen las familias, incluidos:
- artículos de consumo diario (como los alimentos, el períodico o la gasolina);
- bienes de consumo duradero (como las prendas de vestir, los ordenadores o las lavadoras); y
- servicios (como la peluquería, los seguros o el alquiler de vivienda).
En la cesta de la compra se incluyen todos los bienes y servicios que consumen las familias durante un año, cada uno con su correspondiente precio que puede variar a lo largo del tiempo. La tasa de inflación interanual se calcula comparando el precio de la cesta en un determinado mes con el precio de esa misma cesta el mismo mes del año anterior.
A continuación, un ejemplo de cómo se calcula la inflación*:
Fuente: ECB Web – Banco Central Europeo.
Impacto de la inflación en nuestro poder adquisitivo
Una vez tenemos una idea general de qué es la inflación y cómo se calcula, debemos saber que tiene un impacto significativo en nuestro poder adquisitivo. En primer lugar, porque nuestra capacidad de pago es menor si suben los precios pero tenemos los mismos ingresos. Pero este no es el único impacto.
La inflación y las inversiones financieras
La subida de la inflación afecta también a la rentabilidad que obtenemos de nuestras inversiones financieras. Cuando la inflación es elevada, es más complicado que nuestras inversiones sean rentables ya que debemos batir el coste de la inflación. Por ejemplo, es habitual ver las rentabilidades que ofrecen los clásicos depósitos bancarios a tipo fijo por debajo de la tasa de inflación y, por tanto, esos escenarios suponen una pérdida del poder adquisitivo.
Podemos ver esto con un sencillo ejemplo de lo que es una inversión bancaria y cómo afecta la inflación a la misma:
Imaginemos una inflación del 6%. Si disponemos de un depósito a un año a un tipo de interés anual del 3%, la rentabilidad, una vez descontados los impuestos, sería realmente de poco más del 2%. En este ejemplo, a pesar de recibir una rentabilidad por nuestros ahorros, no sería suficiente como para no perder poder adquisitivo a final de año. Entonces, si queremos mantener nuestra inversión rentable, el rendimiento real a obtener debería ser igual o superior al índice de inflación, es decir, en este caso por encima del 6%.
Así afecta la inflación al ahorro. De esta manera, es importante tener claro que todas aquellas inversiones que no superen en rentabilidad a la inflación, una vez descontados los impuestos, nos está provocando un impacto en nuestro poder adquisitivo año tras año. Por ello, debemos estar abiertos a inversiones alternativas que garanticen este umbral sin perder de vista nuestro perfil inversor y nuestra tolerancia al riesgo.
En resumen, si queremos evitar la pérdida de poder adquisitivo debido a la inflación, tenemos que pedirle a nuestras inversiones un retorno mayor a la propia inflación, una vez descontados los impuestos inherentes a dicha inversión.